AROMAS

octubre 30th, 2007

Les dejo unos textos maravillosos para que huelan mientras leen…

«(…) Porque el aire llevaba un perfume a vainilla, y a canela, a tierra mojada, a café recién hecho, a polvo volando en un rayo de sol, que filtraba la contraventana, a castaña asada, a perro mimoso, a orines de bebé, a té de pétalos de rosa, a piel de los brazos en día de calor, a hoja de libro viejo; un aroma bien característico, que no se parecía a nada. Y tensó todos los músculos de su cuerpo Hélène, como gata resabiada que era, porque en ese mismo momento supo que alguien intentaba deshilarle la trama del destino e invertir el camino que ella había preparado cuidadosamente para sí, y, un poco menso resuelta que de costumbre, sensitiva, atenta a las partículas que permanecían suspendidas en el aire, se marchó andando a paso lento hacia su casa (…)»

«(…) Y la casa de Hélène, pequeña, sin ornatos, olía a limón y a tomillo, a menta, a pimienta verde, a mejorana, olía a agua de lluvia, a suspiro, a eucalipto, a sésamo, a tilo, a membrillo, a penas pasajeras que pueden ser consoladas, a llovizna, a música, a serpol, a rosal silvestre, a nostalgia, a luto por una niña en el recuerdo, a melisa, a hinojo, a eneldo, a risas que salen del vientre, a cuidados, a puchero de sustancia, a estragón, a acedera, a perejil, a libro viejo, a libro nuevo, a tinta, a fresa silvestre, a regaliz, a falso espino, a piel bien satisfecha. bien acariciada y bien lamida, a ortiga, a gatuña, a trébol, a tantas y tantas cosas olía que ya no se podían nombrar, a pimpinela, a llantén, que ni nombres tantos había, a prímula, a salvia, a capuchina, a hierbabuena, para explicar, a hierba luisa, a alguien que nunca hubiese entrado, a siempreviva, a carricera, cómo olía la casa de Hélène. Que desprendía una fragancia dulce que desertaba los sentidos, a acanto, a clavelina, y los elevaba hasta el grado máximo del placer, a canela, a milenrama, a comino, y una no podía dejar de sumergirse en el aroma, a saúco, a malva real, a hierba de San Guillermo, y quedaba prendida de cierto éxtasis, a coriandro, a trigo sarraceno, de una sensación salvaje, a hinojo, que se parecía mucho a la muerte…, a grosella, a arraclán, a endrino, pero una vez iniciado el acto, a pajarita, a levístico, el acto de oler, claro… ¿en qué estaría ella pensando?, a caléndula, a borraja, a artemisa, no se podía sino continuar, a arándano, a muérdago, a verbena, y sobre todo a frambuesa, hasta el fin… y buuuuuff!! ¡Qué bien quedaba el cuerpo después de entrar en ese aroma de la casa de Hélène!(…)»

(De Hierba mora de Teresa Moure)

SER MADRE 5

octubre 21st, 2007

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A MI MAMÁ; A MIS AMIGAS MADRES; A LAS MADRES DE MIS AMIGAS; A LAS MADRES QUE LLEVAMOS EN EL RECUERDO; A ELLAS, LAS MADRES; A LAS MADRES ARGENTINAS DE ACÁ Y DE ALLÁ; A LAS MADRES QUE VIVEN EN ESPAÑA PERO SON AMIGAS MÍAS REALES O VIRTUALES; A TODAS:

¡¡¡FELIZ, MUY FELIZ DÍA DE LA MADRE!!!!

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TREMENTINAIRES

octubre 1st, 2007

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No hace muchos años, algunas curanderas de la comarca de el Alt Urgell, (una zona de montaña de Catalunya) recorrían a pie decenas de kilómetros para llevar a las masías de los alrededores hierbas y productos curativos.

El oficio de trementinaire ya es historia, aunque no esté escrita. Y es que esas mujeres no dejaron nunca ningún testimonio escrito que demostrara que este oficio existió realmente. Todo lo que sabemos de ellas y su trabajo nos ha llegado por transmisión oral, a través del recuerdo de la gente de la zona, sobre todo hijas y nietas de trementinaires, y de la gente de fuera del valle que las veía pasar o que las alojaba en su casa.

Por eso me interesa recuperarlas y difundir desde mi blog el viejo oficio femenino de trementinaire, un ejercicio de sabiduría fruto de la tradición popular.

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UNIVERSO

septiembre 23rd, 2007

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«Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.»

de «Todo se transforma» de Jorge Drexler

No sé si es del todo así siempre, pero me encanta creerlo…

Ilustración: Nicoletta Ceccolini

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