ALICIA MOREAU DE JUSTO

mayo 7th, 2008

«Siempre creí que este país [la Argentina] merecía ser distinto. Que un día íbamos a unirnos todos y el destino cambiaría. Recuerdo los barrios obreros de esta ciudad cuando llegábamos con las banderas rojas, y la gente se iba reuniendo y se iban logrando cosas. Cuando el partido socialista era una parte linda de la vida. Cuando las mujeres nos juntamos por primera vez y empezamos a pelear por nosotras…».

Así hablaba esta mujer médica, socialista, luchadora, enorme de quien hoy les contaré su historia…

Alicia Moreau nació el 11 de octubre de 1885 en Londres donde se conocieron sus padres, quienes en realidad habían nacido en París. Armand Moreau deseaba encontrar un lugar donde no hubiera barreras entre los seres humanos y en esa búsqueda llegó a la Argentina con su mujer y sus hijos. Aquí abrió una librería que al poco tiempo se fundió. De este hogar de libros y librepensadores salió una adolescente arrogante, discutidora y solitaria que estudiaba en la Escuela Normal 1, donde se recibió de maestra y profesora. (Actualmente, dicha escuela lleva su nombre.) Allí en 4° y 5° año tuvo de profesor de Instrucción Cívica y Moral a Hipólito Yrigoyen, a quien ella enfrentaba con su defensa sobre el origen de las especies y quien años más tarde fuera presidente de la República…

Se cuenta que Alicia era sumamente petulante y se le hacía difícil relacionarse con los demás por su personalidad y sus intereses. Fue el darwinismo lo que la acercó a la Medicina, además de un libro que unió las pasiones que la acompañaron toda su vida La situación de la clase obrera en Inglaterra: era un relevamiento exhaustivo de los padecimientos de los obreros.

En 1906 ingresó a la Facultad de Medicina. Por esos años, ella tenía 21, participó del Congreso de Libre Pensamiento que fue determinante en su vida. Allí conoció a Belén Sárraga, una teósofa y librepensadora de Málaga, quien en su conferencia hizo revolverse en sus asientos a la audiencia masculina hablando de la paz en el mundo y proponiendo suprimir los ejércitos, como único modo de alcanzar la paz. Alicia siempre afirmó que después de conocer a Belén, la visión social de la mujer y de sus derechos cambió completamente para ella, promovía la educación y su participación de la mujer en la política.

En aquel Congreso, Alicia disertó sobre la gran batalla entre la fe y la razón desde la perspectiva de la Revolución Francesa. Cuando terminó se acercaron a saludarla y felicitarla los popes de Partido Socialista, José Ingenieros, Enrique del Valle Iberlucea y Ángel Giménez, quien había fundado una universidad obrera en Barracas y donde la invitó a dar clases. Su papá la llevaba de la mano, sólo así su padre podía neutralizar a las malas lenguas…. en años en que al atardecer las mujeres decentes se encerraban en sus casas. Hacia allá se dirigía Alicia, a hablarles a los obreros de tuberculosis, alcoholismo y sífilis, una palabra prohibida en los diarios de la época.

En 1906 también creó el Centro Feminista para la conquista del voto, un movimiento que fracasó pero que le permitió conocer a Sara Justo, la primera dentista argentina y a Elvira Rawson de Dellepiane, una de las primeras médicas.

Se graduó de médica en 1914 con diploma de honor. Algo sorprendente para una época donde las mujeres eran discriminadas y no se las dejaba ejercer sus estudios y la medicina con facilidad.

Alicia despreciaba la riqueza y el lucro con la medicina. Seguramente su mente tan racional también hubiese querido un mundo sin pasiones, pero no pudo resistirse a los dos hombres más importantes del Partido Socialista, que enloquecieron por ella. Conoció a su primer amor en el Congreso del que hablábamos, cuando se le acercó a saludarla. Era un español de Santander, diez años mayor que ella y casado. Enrique del Valle Iberlucea se enamoró de esa joven que escondía sus caderas bajo un largo vestido negro. Alicia no creía en el matrimonio sino en una unión de intercambio intelectual, de compañía, comprensión e influencia recíproca. De modo que Enrique supo cómo conquistarla: le regaló un libro de Aristóteles y la comenzó a llevar con él a todas partes. A su lado, Alicia conoció a los líderes del socialismo mundial: Jean Jaurés, Enrico Ferri, Blasco Ibañez.

Aprendió sobre la condición de las mujeres mientras fue residente en el Hospital de Clínicas. Las enfermedades venéreas diezmaban a las prostitutas. Lo suyo fue un aprendizaje político-social. En el hospital vio la miseria, la resaca de la condición femenina.

Abrió su consultorio en Esmeralda 983 para tratar “enfermedades internas de señoras” porque a las primeras médicas no las consultaban ni los hombres ni los niños.

Hacia 1919, se alejó de la profesión para acercarse más a la política, fundando la Unión Feminista Nacional. Por entonces, la habían invitado a un Congreso de Médicas en New York y como no consiguió pasajes, cruzó la cordillera a lomo de mula para embarcar en Chile. Volvió deslumbrada de los EE.UU., por la lucha de las norteamericanas contra la esclavitud.

Hacia 1921, cuando Alicia iba cobrando fama y reconocimiento, del Valle Iberlucea muere a los 44 años.

Alicia se acerca a quien sería su segundo amor, Juan B Justo. Estuvieron pocos años juntos, porque Juan B Justo murió de un edema pulmonar, cuatro años después de un extraño viaje a Montevideo donde Alicia y él simularon un casamiento. El día de la muerte de Justo, en 1928, Alicia, que por entonces tenía 43 años, decidió dedicar el resto de su vida a trabajar en la figura de su marido. Se mostró fría y afirmó: “Mi defensa, mi coraza, era mostrarme fría, seria”. Su decisión política implicaba la reserva absoluta de los sentimientos, el ocultamiento de la soledad. Pero sabemos por una carta que escribió al año de la muerte de su marido, cuánto lo amaba y lo extrañaba. Tuvo con él tres hijos (Juan, Luis y Lizzie).

Los años que siguieron los dedicó a criar a sus hijos, ella sostenía que una madre no debía trabajar. Sin embargo dedicaba sus horas a escribir y traducir al francés un libro de su marido. Creó la Fundación Juan B. Justo, de la cual fue presidente hasta el día de su muerte. También se dedicó a escribir. Entre sus obras más importantes se encuentran «La mujer en la Democracia», «El Socialismo según la definición de Juan B. Justo».

Mientras tanto siguió militando en el socialismo y tuvo graves enfrentamientos con Alfredo Palacios, quien había sido el rival más fuerte de Justo desde que se afilió al Partido Socialista. Palacios había sido expulsado del Partido y sólo pudo volver cuando Justo había fallecido. Aunque cuando el PS se escinde, Alicia y Palacios van juntos al Partido Socialista Argentino.

Un grave desencuentro histórico separó a Eva Perón y a Alicia Moreau, porque en los dichos y en los hechos sobre los derechos de la mujer no estaban alejadas, pero Eva se quedó con la bandera del voto femenino. Alicia había luchado toda la vida por eso, con acciones concretas, pero hoy se recuerda a Eva por ese logro, en 1947.

Alicia adhería a un feminismo que no imitara las costumbres masculinas. Ella tenía la teoría de que toda mujer que se destacara era feminista, admiraba a Indira Gandhi, Golda Meier, Madame Curie.

En la vejez, Alicia encontró otra bandera por la que luchar. Transcurrían los primeros meses del Proceso Militar de 1976 cuando diez personas se reunieron en el sótanos de la iglesia San José. Alicia estuvo allí.

Acompañaba a las Madres de Plaza de Mayo en sus rondas apoyándose en el bastón que detestaba porque le mostraba su debilidad y dependencia. En su casa se guardaban documentación sobre los desaparecidos, se reunían personas que no tenían dónde intercambiar información y planificar acciones. En esa época era hasta heroico tanto reunirse como ofrecer un lugar para hacerlo.

Murió a los 101 años, el 12 de mayo de 1986, en el asilo en el que vivía. En su mesa de luz quedaron rastros de lo que fue: libros subrayados de Diderot, Wiesenthal…. Deseaba morir escuchando el Concierto N° 1 de Tchaikowsky… quizás lo hizo.

Hoy, nombra a una fundación, a escuelas, bibliotecas y hasta la calle principal de Puerto Madero, en Buenos Aires.

Fuente: Marta Cichero, “Alicia Moreau de Justo, la acorazada” en MUJERES ARGENTINAS. Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 1998.

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8 Responses to “ALICIA MOREAU DE JUSTO”

  1. Cani

    Gracias por darme a conocer una mujer, mas, a la que poner en mi vitrina de Admirables. Cuantas como ella, que dieron todo por la igualdad y la libertad,
    quedan en el olvido, por falta de alguien que nos cuente su historia.
    Un saludo.

  2. VIVIANA

    CONOCER A NUESTRA HISTORIA, NUESTROS HOMBRES Y MUJERES, QUE DIA A DIA DEFENDIERON CON UÑAS Y DIENTES SUS IDEALES. NOS CONFIRMA QUE LA LUCHA NUNCA ES EN VANO, SIEMPRE ES UN PASO MAS HACIA ADELANTE.Y GRACIAS A GENTE COMO USTEDES QUE NOS HACE MENOS IGNORANTES Y ROMPEN LAS CADENAS DE ESCLAVITUD.
    MIL GRACIAS A TODOS LOS ARGENTINOS QUE LUCHAN DESDE SUS LUGARES PARA HACER UNA ARGENTINA NUESTRA Y MARAVILLOSA.

  3. Dania González ledezma

    Desde Panamá, encontré por casualidad esta página de Ustedes y abri aqui, y me ha conmovido la viuda de Alicia y creo que es necesario una pagina de las mujeres de América y el Caribe, con aportes como estos para reconstruir nuestras historias de heroinas ocultas. Gracias por darme esta oportunidad.Lograr que continuenlos nombres de nuestras mujeres en Puerto Madero es importante, eso si en cada incio un recuento histórico de quien es el nombre de esa av o calle o recodo.

  4. Gloria

    Gracias a las tres por los comentarios. Me alegra que este post haya servido para que la conocieran. Un abrazo.

  5. nydia sosa

    Es ciertamente incomprensible que nuestra historia tenga punto final con el conocimiento de los próceres de siempre.Personajes tan significativos (en la historia de la patria) como Alicia deberian figurar en todos los libros de la escuela argentina.Son referentes obligados en la educacion de nuestros niños.

  6. Kim

    Encontré ésta página por casulidad, me encantó encontrar la información de otra mujer que da cuenta de que las mujeres a los largo de la historia de la humanidad siempre ha estado presente. Quines si no nosotras (algunos de ellos también) para dar a conocer a mujeres que son muestra de todas la demás, cuando nos quitamos el tejido de la mano, y no porque este sea malo, sino porque nuestro potencial está en donde así lo queramos.

  7. Gloria

    Gracias por tu comentario, Kim!! Y bienvenida. A revolver!!!

  8. laura

    Pervive en mi recuerdo !La Junta Consultiva Nacional fue, en la Argentina, un organismo de la dictadura autodenominada Revolución Libertadora (1955-1958), creado el 28 de octubre de 1955 y puesto en funcionamiento el 11 de noviembre del mismo año. La Junta Consultiva debía ser presidida por el Vicepresidente de facto y estaba integrada por políticos designados por algunos partidos políticos argentinos seleccionados por el poder militar, de acuerdo a una proporción también establecida también por el poder militar. Básicamente quedaron excluidos de la Junta Consultiva Nacional el Partido Peronista Presidente: Vicepresidente de la Nación de facto, almirante Isaac F. Rojas;
    Unión Cívica Radical: Oscar Alende, Juan Gauna, Oscar López Serrot y Miguel Ángel Zavala Ortiz;
    Partido Socialista: Américo Ghioldi, Alicia Moreau de Justo, Ramón Muñiz y Nicolás Repetto;
    Partido Demócrata Nacional (conservador): José Aguirre Cámara, Rodolfo Coromina Segura, Adolfo Mugica y Reinaldo Pastor;
    Partido Demócrata Progresista: Juan José Díaz Arana, Luciano Molinas, Julio Argentino Noble y Horacio Thedy;
    Partido Demócrata Cristiano: Rodolfo Martínez y Manuel Ordóñez;
    Unión Federal (nacionalista): Enrique Arrioti y Horacio Storni.

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