MARIE SMITH JONES
septiembre 26th, 2008¿Cuándo se muere una lengua? Evidentemente, cuando deja de hablarse. Supongo, entonces, que cuando queda una sola persona hablante y, por lo tanto, no tiene niguna persona interlocutora… esa lengua agoniza.
Marie Smith Jones murió en enero pasado y con ella, la lengua eyak.
Hoy es el día de las lenguas europeas, muchas de las cuales están en peligro, por eso quiero contar esta historia, que aunque no sea de una lengua europea, vale como testimonio…
Marie Smith Jones nació el 14 de mayo de 1918 en Córdova, Alaska y falleció casi a los 90 años, el 21 de enero de este año, 2008, en Anchorage, también en Alaska.
Marie era una cacica, la jefa de la nación Eyak y la última nativa de pura sangre de su menguante tribu que hablaba la lengua eyak. En los últimos años, había conducido a los suyos a una batalla legal contra las grandes empresas madereras que talaban bosques en tierras ancestrales. De aspecto frágil, esta mujer, que fumó como una chimenea hasta su muerte, nunca tuvo miedo de decir lo que pensaba a quien quisiera escucharla. Luchó por su tierra y su lengua tanto como pudo. Su hija Bernice Galloway, dice de ella: “Que nadie se interpusiera en su camino si algo se le metía en la cabeza. Fue una activista por los derechos de los indígenas, la preservación de los recursos naturales y el estilo de vida de su tribu.”
La vida de Marie nunca fue fácil, ni para ella ni para sus hijos e hijas. Apenas terminó cuarto grado de primaria y abandonó la escuela cuando le dijeron que no iba a poder ser piloto, por ser niña…
“Era feroz, feroz, ferozmente independiente”, dice Bernice.
A los 88 años superó una operación de cadera y consiguió caminar contra todos los pronósticos. Ciega y casi sorda, nunca quiso vivir con nadie.
Hace unos años se confesó, en inglés, a un periodista de Associated Press: “Es horrible estar sola”. La única persona con quien Marie podía charlar en eyak —tras la muerte, en 1992, de su hermana—, es el lingüista Michael Krauss que desde los años sesenta trabaja sobre esta lengua nativa de Alaska en un intento extremo de preservarla.
Marie había participado entre 2000 y 2005 en la elaboración del Proyecto Lenguaje Eyak destinado a crear un modo de aprendizaje de la lengua eyak accesible a todos.
La directora de cine Laura Bliss Spann trabajó junto a Krauss durante años para documentar la lengua eyak. Su documental “More than Words” (“Más que palabras”) sigue a Marie Smith Jones en un emocionante viaje hacia el hogar de su niñez. A través de las palabras y acciones de Marie, podremos entender profundamente la lucha de este pueblo por revivir una cultura que agoniza.
(More than Words: 1997. 60 min. Alaska Moving Images Preservation Association, producida y dirigida por Laura Bliss Spaan.)
La lengua eyak
El eyak, históricamente hablado al sur de la Alaska central, forma parte de una de las ramas de la familia de lenguas Na-dené (a la cual también pertenecen el Navajo y el Apache).
El pueblo eyak, un grupo ya en sus orígenes relativamente pequeño, comenzó a sufrir, a partir de finales del siglo XIX, el principio del fin. Las presiones de los vecinos desplazados también a lo largo del Golfo de Alaska, los tlingi, provocó una especie de fusión pacífica entre ambas culturas. Las nuevas generaciones mixtas, en un proceso voluntario, prefirieron la lengua tlingit al eyak.
Luego llegaron los conquistadores europeos para explotar la pesca del salmón, trayendo consigo alcohol y enfermedades y privando a los eyak de su fuente de sustento (justamente el salmón). En 1900 ya sólo se contaban unos 60 eyak.
Para colmo, el gobierno estadounidense decidió, por entonces, que las lenguas nativas ya no se debían utilizar.
Actualmente los eyak son cerca de 50 y su comunidad ocupa un pequeño territorio dentro de la ciudad de Cordova.
Michael Krauss calculó que diez mil años atrás, cuando había en la Tierra unos 10 millones de personas, se hablaban más de 20.000 lenguas, y ha sido la integración social y económica, el desarrollo de las comunicaciones globales y la extinción o asimilación de las culturas lugareñas lo que ha llevado a la desaparición de miles de lenguas.
Según la UNESCO, hay una lengua menos cada quince días.
Foto: La última hablante de la lengua de Tasmania, Fanny Cochrane Smith, graba en un fonógrafo canciones aborígenes. (Museo de Tasmania).
Fuentes: Wikipedia / The New Yorker / Anchorage Daily News / BabelWords
Etiquetas: lengua eyak, lenguas en extinción, Marie Smith Jones
octubre 9th, 2008 at 2:02 pm
Leyendo este artículo me ha entrado una pena profunda. Un abrazo.
octubre 13th, 2008 at 6:13 pm
Ayer cené en casa de una amiga argentina y por primera vez tomé mate. Me acordé mucho de ti.
Besos.