CAMILLE CLAUDEL

octubre 17th, 2005

El otro día les contaba cosas sobre Lola Mora, pero claro, no puedo dejar de hablarles de la otra genial escultora, Camille Claudel.
Una seguidora del Cajón Revuelto, comentaba sobre ella hace unos días…
De modo que, aquí va:

Camille Claudel

Camille lo tenía todo para triunfar: talento, inteligencia, coraje y belleza. Pero las circunstancias la fueran deshaciendo. Los culpables más importantes de su desgracia fueron su hermano, Paul, el escritor, y su amante, Auguste Rodin. Mientras ellos conquistaban el éxito, ella se iba hundiendo silenciosamente en las tinieblas.

Camille nació en Villeneuve (Francia) en 1864. Camille, como Lola Mora, también nació en el lugar y en la época equivocados.
Cuando llega a París en 1881 las mujeres tenían prohibido estudiar en la Escuela de Bellas Artes, entonces ella se inscribió en una academia.
Poco después, en 1883, conoce a Rodin. Él tenía 44 años y ya era famoso. Ella tenía 19, sabía de sí misma que era genial y estaba dispuesta a comerse el mundo. Porque Camille era Camille antes de Rodin, aunque él, su familia y quienes contaron su historia, se hayan encargado de que creamos lo contrario.

La historia de amor de ellos es absolutamente común: cuando la conoció a Camille él hacía 20 años que estaba casado con Rose de quien jamás se separó. Camille quedó relegada para siempre al oscuro lugar de amante.

En lo artístico está claro que Rodin influyó mucho en ella. Pero lo que no está cuantificado es cuánto influyó ella en él… Hay muchas similitudes en obras de ambos. Se sabe que ella esculpía el mármol con suma exquisitez, al contrario de él. Las piezas de Rodin sin firmar se le adjudicaban inmediatamente a él, pero con el tiempo se ha podido probar que ella había sido la autora.

Camille decide romper con Rodin en 1893. Entonces fue cuando comenzó el empobrecimiento progresivo. Y cada vez fue encerrándose más y más en sí misma. En 1905, enloqueció, encerrada en su casa desde hacía mucho, empezó a romper a martillazos toda su obra una vez que las terminaba para que nadie se las apropiara. Tenía manía persecutoria, decía que Rodin le había robado todo.
En 1913 la encierran en un manicomio en el que pasó los siguientes 30 años encerrada. A pesar de la súplica de los mismo directores del manicomio, la madre jamás accedió a sacarla de allí.

Muere en 1943 y nunca se encontraron sus restos.
Rosa Montero nos cuenta: “Camille no tiene ni tumba y en la Enciclopedia Británica se le concede sólo una línea:
“(1883- 1898) amante y modelo de Rodin”.
¡¡¡ Presten atención a las fechas…. no es ni su nacimiento ni su muerte, es sólo el tiempo que estuvo junto a Rodin!!!

Hace unos años tuve la oportunidad de visitar el Museo Rodin y para mi sorpresa, me encontré con una sala “Camille Claudel”, con muchas obras de ella. Maravillosas, enérgicas, geniales.

El vals

Me emocioné mucho y por un momento, sólo por un momento, esa sala me pareció un acto de justicia. Pero no lo es porque Camille se merece su propio museo…

Recomiendo mucho la película que protagonizaron Isabelle Adjani (de un notable parecido con Camille) y Gerard Depardieu, como Rodin.

afiche de la película

LA FIESTA DE BABETTE

octubre 12th, 2005

Como venimos hablando de los sentidos, recordé esta película maravillosa que es una fiesta para la vista, el gusto y el olfato. Una fiesta de generosidad.

Dinamarca, siglo XIX, Babette llega a un pequeño pueblo… Babette El pueblo

Basada en una novela de Isak Dinesen (otra mujer de quien algún día les hablaré…), la película se rodó en 1987 y la dirigió Gabriel Axel.

Para todas y todos quienes quieran seguir festejando la sensualidad, va esta recomendación.

La fiesta de Babette

LOLA MORA

octubre 11th, 2005

El texto de hoy es un poco más largo de lo que suelo poner, pero me pareció que valía la pena. A ver qué les parece…

Lola Mora

Las diversas biografías escritas sobre esta enorme escultora argentina se contradicen y las fechas de la vida privada de la artista son ambiguas y confusas. Pero hoy podemos afirmar con certeza que por un error incomprensible el Congreso de la Nación Argentina ha instituido por ley, la fecha falsa de su nacimiento –17 de noviembre de 1866–, como el “Día Nacional del Escultor y las Artes Plásticas”, en memoria de la escultora.

Sin embargo, Dolores Mora De La Vega nació en Trancas, Tucumán. Y se la bautiza el 22 de junio de 1867, a los dos meses de vida.

En 1887, llega a la provincia su primer maestro, el pintor Santiago Falcucci, que enseña en un colegio de varones. Lola empieza a tomar clases particulares de pintura. Los rumores sobre la relación entre la joven y el pintor dan que hablar, Pero Lola pinta, dibuja, dibuja y pinta.
En 1894 la Sociedad de Beneficencia, bajo la dirección de Falcucci, organiza una exposición. La sociedad se opone a que el pintor exponga las obras de una mujer, pero él sabe que es su mejor alumna. «Todos fueron aceptados menos el trabajo de Lola Mora, que era el mejor», se quejará más tarde el maestro.
Finalmente, Lola logra imponerse con algunos paisajes, retratos y naturalezas muertas. Pero las críticas de una sociedad conservadora como era la tucumana, no le dan paz.

Falcucci le recomienda que viaje a Buenos Aires. Allí consigue una beca de dos años para perfeccionar sus estudios de pintura en Europa. Llega a Roma a los 30 años para seguir con la pintura.
En Italia estudia con Francesco Michetti, uno de los más destacados y herméticos pintores italianos. Michetti le sugiere tomar algunas clases de escultura para que perfeccionara el manejo de perspectivas y sombras en la pintura. Entonces, la cerámica y el mármol despiertan su vocación auténtica. Durante seis meses alternará la pintura con la escultura teniendo como maestro a Barbella. Éste, impactado por los rostros y torsos que su alumna modela, decide hacerle una exposición. Allí acude Julio Monteverde, el famoso escultor que no bien conoce la obra de la tucumana, ofrece convertirse en su maestro.
Se relaciona con la nobleza del mármol, el bronce, la arcilla, la cerámica, el yeso y la piedra. Cambia el pincel por los cinceles. No pintará más.

Ya como escultora, obtiene el primer premio en el “Palacio de Bellas Artes de Roma”. Meses después, gana el concurso “La Promotice” que la convierte en el primer artista no italiano que triunfa en dicho certamen. Sigue cosechando éxitos durante 1899 y, casi a fin de año, obtiene la medalla de oro en la exposición de París. Su nombre se impone en Europa. Trabaja febrilmente por encargo de familias nobles europeas y su trabajo es bien remunerado. Pero Lola desea el triunfo en su país, donde su obra escultórica aún era desconocida.
En 1900, a través de algunas notas que publican los periódicos y revistas de la época, comienza a difundirse su nombre por el Río de la Plata.
En Italia, Lola boceta la fuente que haría historia: la primera obra pública de autora femenina inaugurada en Buenos Aires.

Una mujer, latinoamericana, tucumana, escultora profesional -que vive de eso-, amiga de artistas, independiente, radicada en Italia y habitualmente rodeada de hombres: una perfecta prostituta para la ceguera intolerable del conservadurismo rioplatense. Así, mientras Europa la aplaudía, Buenos Aires escribía las cosas más ofensivas sobre ella.

Desde Filadelfia le ofrecen una importante suma de dinero por la fuente, pero la rechaza porque la quiere en su país, que apenas le había pagado la materia prima y el trabajo de sus operarios.
El 21 de mayo de 1903 se descubre en el Paseo de Julio (actual Leandro Alem) «La fuente de las Nereidas». La escultura, símbolo femenino en medio del machismo porteño.

detalle de la Fuente de las Nereidas

En 1909, Lola Mora vuelve a Buenos Aires y se casa con Luis Hernández, quince años menor que ella. Viajan a Europa de luna de miel, pero al poco tiempo el matrimonio fracasa. Corre el año 1915 y Luis Hernández la engaña con otra mujer. En 1917 tras la muerte de gran maestro, Julio Monteverde, Lola Mora se despide de Roma para siempre. Y para siempre deja a su marido, bien instalado con su amante en el hogar que ella había diseñado íntegramente…

Las discusiones sobre la fuente vuelven a retumbar en Buenos Aires. Políticamente se decide el traslado. Lola decide hacerlo ella misma porque es la única que sabe desarmarla sin que se rompa en pedazos. Además, paga el traslado hasta la Costanera Sur, donde se encuentra actualmente.

Estamos en 1920, dolorida, triste y marginada, el ostracismo porteño la vence por cansancio y abandona la escultura, pero incurre en otros campos relacionados con la ingeniería y los inventos: proyecta un túnel subfluvial, trabaja la idea de un proyector cinematográfico para luz de día o eléctrica antecedente de la pantalla de televisión.

En mayo de 1935, el primer ataque cerebral la deja hemipléjica. Pasa unos meses en cama, atendida por un médico vecino y amigo de la familia.
Un día, toca la puerta Luis Hernández Otero, su marido. Quiere verla. Una de sus sobrinas le avisa y, entre balbuceos, Lola le contesta: “Tírenlo escaleras abajo.”
El 4 de junio de 1936 tiene un segundo ataque cerebral. Lucha, fiel a su historia, implacablemente, hasta el dolor de los huesos. Tres días después, el 7 de junio de 1936, la muerte apaga su última chispa de pasión.

EL PARK GÜELL

octubre 4th, 2005

Es uno de mis lugares favoritos de Barcelona. El arte se integra con la naturaleza de un modo increíblemente orgánico y natural. Es un placer recorrer ese parque porque sorprende, divierte…
Lo diré una y mil veces, Gaudí fue genial.
Hoy, comparto esta vista con ustedes. La foto la sacó Marcelo Aurelio.

Park Guell

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