agosto 18th, 2005
No Tiene Voz era un misterio para la Gente de su Tribu.
Ella nunca había hablado. Los largos años de silencio habían convencido a su familia de que ella nunca pronunciaría una palabra. La niña oía y era capaz de comunicarse mediante señales, pero todos habían perdido la esperanza de que ella algún día cantara o alzara su voz en agradecimiento durante las Ceremonias.
No había duda de que la infancia de No Tiene Voz había sido extraña. Nació bajo una hilera de sauces donde su madre había ido a dar a luz. Las primeras horas de su vida estuvieron cargadas de sucesos horrorosos: el campamento de su Tribu fue invadido por el partido de guerra del enemigo más cercano. El padre de No Tiene Voz las encontró y protegió, perdiendo su vida en el proceso.
Un día, en el séptimo invierno de su vida, No Tiene Voz enfermó. Había comido algún alimento malo y tenía náuseas. Llamaron al Curandero. Mientras No Tiene Voz sentía su estómago convulsionarse, sucedió una cosa curiosa. Surgieron sonidos junto con la comida podrida. Después salieron más sonidos de ella mientras que los pasmados miembros de su familia escuchaban los gritos de gente herida y aterrada. El Hombre Santo sonrió, pues explicó que de recién nacida ella se había tragado los sonidos, sabiendo que si lloraba, ella y su madre morirían. El dolor de estómago le había permitido vomitar su miedo y sanar.
No Tiene Voz se ganó un nuevo nombre cuando recuperó el don del habla: ahora ella se llama No Tiene Miedo.
(Leyenda Lakota)
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agosto 11th, 2005
Otra perlita de Cristina de Pizán.
Cuando intenta comprender por qué siempre se dice que las mujeres tiene escasa capacidad intelectual, dice:
«Si la costumbre fuera mandar a las niñas a la escuela y enseñarles las ciencias con método, como se hace con los niños, aprenderían y entenderían las dificultades y sutilezas de todas las artes y las ciencias tan bien como ellos. (…) [las mujeres] no tienen, como los hombres, la experiencia de tantas cosas distintas, sino que se limitan a los cuidados del hogar, se quedan en casa, mientras que no hay nada tan instructivo para un ser dotado de razón como ejercitarse y experimentar con cosas variadas. (…)»
«(…) En cuanto a afirmar que las mujeres saben menos, que su capacidad es menor, mira los hombres que viven aislados en el campo o en el monte, estarás de acuerdo en que en muchos sitios salvajes los hombres son tan simples de espíritu que uno los tomaría por animales. Sin embargo no hay duda de que naturaleza los ha provisto con los mismos dones físicos e intelectuales que depara a los hombres más inteligentes y eruditos que podamos encontrar en las ciudades. La falta de estudio lo explica todo, lo que no excluye que en los hombres, como en las mujeres, algunos individuos sean más inteligentes que otros (…)»
¿Qué les parece? ¿Les sugiere alguna reflexión o comentario?
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agosto 9th, 2005
Esta muy bien que celebremos el año del Quijote, muy bien.
Pero este año también deberíamos celebrar el año de Cristina de Pizán, porque se están cumpliendo 600 años de la publicación de su libro LA CIUDAD DE LAS DAMAS.
Este libro (que recomiendo leer en la edición de Siruela a cargo de Marie-José Lemarchand) hace un recorrido no cronológico por diosas, reinas, guerreras, adivinas, escritoras y científicas y una descripción de virtudes que no habían sido superadas por ningun varón.
Cristina de Pizán rompe con muchos de los tabúes de la época. Levanta la voz, desde su cuerpo de mujer, para responder a las críticas masculinas de todos los tiempos. Por ejemplo, refiriéndose a un libro que circulaba por la época y que estaba prohibido para las mujeres, Secreta mulierum (El secreto de las mujeres)dice:
“La experiencia de tu propio cuerpo nos dispensará de otras pruebas. Ese libro es un puro disparate, una verdadera antología de la mentira, y para quien lo haya leído queda bien claro que no encierra ninguna verdad. (…) Como las mujeres pueden saber por su propia experiencia corporal, algunas cosas de ese libro no tienen más fundamento que la estupidez. (…) Quien lo escribió no quiso que las mujeres se enteraran de lo que afirmaba, porque sabía que si ellas lo leyeran u oyesen leer se percatarían de que sólo son disparates y lo refutarían entre burlas; con esta artimaña, creyó el autor poder engañar a los hombres que lo leyesen”
Cristina responde a acusaciones como la escasa capacidad intelectual, la debilidad, avaricia o infidelidad, responde a las afirmaciones de que a las mujeres les causa placer la violación y que hacen insoportable el matrimonio con su amargura y sus palabras…
¿No les parece alucinante que 600 años después todavía seamos blanco de las mismas acusaciones?
Creo que LA CIUDAD DE LAS DAMAS tiene un vigencia arrolladora y merece su lectura.
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