DIA DE LA MUJER

marzo 8th, 2006

Miro a una mujer y veo a todas las mujeres. Veo en ella a las viejas hechiceras, a las cortesanas medievales, a las revolucionarias francesas, a las indias pariendo en cuclillas, a las científicas en sus laboratorios, a las mujeres talibanes, a las mujeres que miran a sus hijos con hambre, a las torturadas, a las madres de las desaparecidas, a las santas y a las prostitutas. Miro a una mujer y veo a todas las mujeres. Veo en ella a las amas de casa, a las artistas, a las que miran pasar la vida desde la vereda, a las mujeres golpeadas, a las que lucharon por ir ganando espacio en este mundo hecho de varones y para varones…

Cada mujer es la continuación de un cuento, de un relato que cuenta la historia de todas. Somos una larga, interminable narración que comenzó con la primera mujer. El entramado de todas forma una tela multicolor, multifacética, una red que nos conecta desde lo más profundo de los tiempos. Todas somos una y una somos todas. Mosqueteras. Mitad del cielo.

Clarisa Pínkola Estés nos dice que debemos recuperar el anhelo de lo salvaje… Hay personas a las que no les gustará que nos tendamos de espaldas en el suelo y levantemos las piernas en el aire. ¡Qué horror! Niña mala, dirán… Que no nos importe, sigamos adelante…
Hoy es nuestro día, festejemos, cantemos, corramos desmelenadas, sigamos adelante y divirtámonos.
Usemos este día para pensarnos, para recorrer nuestras vidas y decidir. Siempre estamos a tiempo, siempre. Festejémonos, no dejemos de luchar…

Un mundo mejor es posible. Si logramos que se entienda que lo que queremos no es ocupar lugares para repetir modelos sino que queremos recrear, empezar, generar y renovar desde nuestra perspectiva, inventando un lenguaje que nos nombre. Un lenguaje de mujeres.

Creo que a pesar de todo, un mundo mejor es posible. Tal vez sea nuestro turno… Mujeres, feliz día…

DANZA DEL VIENTRE

enero 9th, 2006

La danza del vientre posee una dimensión terapéutica y espiritual que se remonta a un pasado lejano, cuando se practicaba en los templos sagrados de Egipto y de la India.

La danza del vientre, con el verdadero nombre en árabe de Raks el Chark («Danza del sol» o de «Ra»), surge en el Egipto anterior a los faraones relacionada a varios cultos y rituales de fertilidad femenina. La diosa Isis ejercía un importante papel interventor en esos rituales. Isis era la hermana y esposa de Osiris, y madre de Horus. Resucitó a su esposo, asesinado por su hermano Seth. Era la expresión máxima del poder creador y recreador femenino en una sociedad aún plena de elementos matriarcales, por lo menos hasta la ascensión de los faraones.
Las mujeres usaban entonces el «bastón de mando» (símbolo de poder) en sus danzas rituales, y aún hoy se conserva en los bailes folclóricos de Egipto.
Según la mitología egipcia, el vientre descubierto de la bailarina captaba la energía del sol (el dios Ra), un elemento masculino, que simboliza la fecundación. Esa «cópula» con el dios Sol era algo sagrado y exigía entrega total de las mujeres que eran predestinadas a pasar su vida en los templos dedicados a Isis y Ra.
La danza del sol o del vientre también se conoce como danza de los siete velos, o simplemente «del velo» porque sus danzarinas -que representaban a Isis en la tierra- se revelaban paulatinamente al dios Sol quitándose los velos, costumbre que se mantiene hoy en día.

Se cree que la danza del vientre surgió en la India, como homenaje al dios Shiva, cuyas constantes iconográficas son el tercer ojo de la frente, sus cuatro manos y el tocado con la luna y las serpientes. Shiva, a la vez, es creador y destructor del mundo. Esa danza sagrada entre los hindúes proporcionaba a sus practicantes la captación de la energía cósmica o prana a través de los movimientos sutiles hechos con las manos y el vientre: se atrae hacia el vientre o plexo solar y se devuelve hacia fuera, al entorno terrestre, a la naturaleza, incluido el ser humano, a modo de ofrenda.

No obstante, la danza del vientre parece tener carácter universal, puesto que ha sido practicada por varias civilizaciones del pasado. Las danzas pélvicas existían entre los celtas y ocuparon gran parte de Europa. Es posible que en el neolítico ya hubiera alguna forma menos desarrollada de este tipo de danza aunque los vestigios encontrados hasta este momento no permiten llegar a una conclusión definitiva.
En Polinesia también eran conocidas las danzas pélvicas, como se aprecia en las mujeres danzarinas del hula-hula. En la región amazónica de Brasil, las mujeres de la nación Gé‚ practicaban una especie de danza del vientre siempre en la primera noche de luna llena a la que relacionaban con la fertilidad femenina. La luna, en casi todas las culturas, simboliza lo femenino, la fertilidad y la regeneración.

HADAS

enero 5th, 2006

Hadas - Archivo de GEBI

«Felices de contradecir las versiones más propagadas, las hadas no son invisibles. Algunos niños pueden verlas con claridad, lo mismo que los caballos, ocas y felinos en general. Se dice que el ser humano común sólo las divisa fugazmente, entre dos ligeros parpadeos. Debemos admitir que estas criaturas resultan muy raras a nuestros ojos; y aunque en verdad las veamos, no somos capaces de acreditar existencia… A veces tan sólo un atisbo, y la sensación de que se nos presentan en el sueño…»

(del libro «Hadas, una historia natural» de Laura Palacios»

REGLAMENTO

diciembre 20th, 2005

«A lo largo de mi vida he tenido ocasión de conocer a los lobos y he tratado de comprender cómo es posible que, por regla general, vivan con tanta armonía entre sí. Por consiguiente, para más tranquilidad, te sugeriría que empezaras por cualquier punto de la siguiente lista. A las mujeres que todavía siguen luchando, les podría ser muy útil empezar por el número diez:

1) Comer.
2) Descansar.
3) Vagabundear en los períodos intermedios.
4) Ser fiel.
5) Amar a los hijos.
6) Meditar a la luz de la luna.
7) Aguzar el oído.
8) Cuidar de los huesos.
9) Hacer el amor.
10) Aullar a menudo.»

Del capítulo 15 de «Mujeres que corren con los lobos» de Clarissa Pínkola Estés

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