VERA DRAKE

mayo 7th, 2006

Vera Drake es una mujer infinitamente buena. Es feliz, su familia la ama y ella los ama a ellos, trabaja a destajo. Vera Drake tiene un secreto.

«El secreto de Vera Drake» es una película que podríamos mirarla desde muchos planos. Desde el estar a favor o en contra del aborto. Desde las diferencias sociales y las consecuentes injusticias. Desde el derecho. Desde la historia…

Pero lo que yo quiero resaltar de este personaje es que Vera Drake quiere ayudar a las adolescentes que la necesitan. Ese es el único objetivo de sus actos.

(La actuación de Imelda Stauton es IMPRESIONANTE)

De verdad, no se la pierdan.

UN TOQUE DE CANELA

febrero 13th, 2006

Afiche de la película

La vi promocionada como una mezcla de «Cinema Paradiso» y «Como agua para chocolate» y la alquilé.

Para quienes deseen gozar con los sentidos, para quienes quieran conmoverse.
Una historia de aromas y sabores, una historia de destierros y pérdidas.

Ojalá la disfruten tanto como yo.

LAS CHICAS DEL CALENDARIO

enero 29th, 2006

Las mujeres de Rylstone
Once mujeres de entre 45 y 65 años, miembros de un tradicional club inglés de señoras, el Women’s Institute, posaron desnudas para un calendario que se vendería para reunir fondos en la lucha contra la leucemia, que había matado al marido de una de ellas.

La primera vez que las mujeres se plantearon esta posibilidad, pero en tono de broma, fue en 1997. Y así quedó la idea, como un chiste, hasta que John Baker, el marido de Angela Baker, una de las señoras del club, se enfermó de leucemia en febrero de 1998.

Este hecho cambió la perspectiva de Angela y sus amigas. Querían reunir dinero para el hospital de Leeds, donde John había recibido su tratamiento contra el cáncer.
Tricia Stewart, la mejor amiga de Angela, fue la primera que habló en serio de desnudarse para un calendario. Pensó en algo audaz, pero que respetaría el espíritu del club porque incluiría escenas tradicionales. Las voluntarias posarían para las fotos junto a un arreglo floral, un tejido, una pila de conservas. Estarían desnudas pero siempre habría algo que las cubriría estratégicamente: un florero, un libro, una tetera.

Una foto
Beryl Bamforth, 66
Cuando idearon su proyecto las señoras de Rylstone pensaban juntar ocho mil libras. Terminaron reuniendo 600 mil, que donaron enteramente a la investigación contra la leucemia. «No teníamos idea de que esto iba a ser un éxito tan grande. De hecho, nos preguntábamos quién iba a comprar calendarios con fotos de nosotras», le dijo Angela Baker al Seattle Post-Intelligencer. Los resultados sobrepasaron sus sueños más atrevidos.

Calendario
El calendario se transformó en un fenómeno económico y de ventas (en Estados Unidos sobrepasaron en ventas a los calendarios de Britney Spears y Cindy Crawford) y la historia de su gestación fue llevada al cine en el año 2003.

afiche de la película
Es una pelícila inglesa que dirigió Nigel Cole (el mismo director de otra deliciosa película: “El jardín de la alegría”) y las protagonistas son, entre muchas otras, Helen Mirren y Julia Walters. En la siguiente foto, podemos ver a las protagonistas de la historia real, Angela y Tricia, junto a las actrices que las representaron.

Protagonistas
De verdad, no se la pierdan.

LUCILLE BALL

enero 3rd, 2006

Payasa del alma, cómica intuitiva que ignoraba olímpicamente el ridículo, y que se impuso tardíamente en la TV (había cumplido los 40 cuando empezó la sitcom), quizás porque hasta esas fechas la práctica del humor en el espectáculo parecía un exclusivo patrimonio masculino.
Pero Lucille no estaba tan sola en el mundo, allá en la mitad del siglo XX, en esto de hacer payasadas: cuando la diva pelirroja empezó en la tele, después de un suceso radial, en Argentina, la prodigiosa Niní Marshall estaba haciendo descostillar de risa con sus creaciones inmortales.

Pero hoy le toca a Lucy:

Lucille Ball

Lucille Desireé Ball nació en Celeron, estado de Nueva York, el 6 de agosto de 1911. A los 15 ya se había anotado en la escuela de teatro de John Murray Anderson, y al cabo de unos años se dio una vuelta por Broadway, presentándose vanamente en varias audiciones. Probó entonces trabajar como modelo para las revistas y publicidad. Así fue que en 1933 fue consagrada Miss Chesterfield y poco después obtenía un papelito en el film Roman Scandals. Lucille se salía de la vaina por hacerse la chistosa, pero su hora aún no había llegado. Empero apareció en musicales de Fred Astaire y Ginger Rogers, como «Roberta» (1935) y «Sombrero de copa» (1935). Y a fines de los 30 se hizo notar en su propia salsa, junto a los Hermanos Marx en «Cuarto de hotel».
Su primer protagónico fue con un cómico estrella de esos años: Red Skelton, y esto le abrió el camino a su gran pareja en el cine: Bob Hope

En 1940, Lucille Ball conoció a Desiderio Arnaz, un músico cubano en el exilio seis años menor que ella, pero el de ellos fue amor a primera vista… Poco tiempo después se casarían, y juntos harían historia.

Lucille y Desi Arnaz

Era el año 1947, estaba naciendo la televisión y Lucy tenía un programa de radio muy exitoso: «Mi esposo favorito». En ese programa, Lucille Ball representaba a un ama de casa algo atolondrada y bastante desinhibida que prendió con fuerza en la audiencia, lo coprotagonizaba Richard Denning, y duró cuatro años, al cabo de los cuales la CBS le ofreció a la ahora popular Lucille llevarlo a la televisión.
Aprovechando el suceso, los directivos de CBS decidieron pasarlo a la televisión. Lucille insitió en que su pareja en la serie tenía que ser su verdadero esposo y finalmente la CBS aceptó, y por cierto nunca se arrepintió. Muy por el contrario, bajo el título de «Yo quiero a Lucy», salió al aire en 1951, la nueva serie se convirtió en gran favorita del público, trepó a la cima del rating, impulsó la venta de televisores y se mantuvo gallardamente seis años en cartel.

El programa fue revolucionario: fue el primero en usar el sistema de tres cámaras simultaneas, el mismo que se usa hoy día en las modernas sitcoms. Fue también el primer programa filmado de la TV, hasta entonces se hacían en vivo, o como si fueran una película, toma por toma .Por primera vez se filmó este tipo de producción con público presente. Y además el perfil de ama de casa que presentaba la Lucy televisiva no tenía carrera y andaba en busca de algo más que tareas domésticas: en verdad, quería ser lo que la Lucy de la vida real, es decir, actriz, bailarina, clown. En la serie, los intentos de la protagonista Lucy Ricardo por actuar en los shows de su marido dan pie a las situaciones más desopilantes en las que Ball brilla en todo su esplendor payasesco. Y lo interesante es que un público poco acostumbrado a estos delirios por parte de las mujeres, cuanto más loca se ponía Lucy, más la adoraba.

Y cuando Lucy quedó embarazada en 1953 (¡a los 42 años!) se animó a llevar su estado a la serie, en tiempos en los que estaba prohibida por la censura la palabra “embarazo”!!! Pero Lucy no sólo apareció con la panza creciente a través de los meses, sino que programó la cesárea, y el hijo de la vida real y el de la ficción nacieron el mismo día. Desi Jr, pasó a la historia de la TV con 44 millones de televidentes. Récord de audiencia solo superado por la llegada del hombre en la Luna, 16 años después.

A estas alturas, Desi y Lucy ya habían fundado la empresa independiente Desilu, que más tarde produjo sucesos como Misión imposible o Viaje a las estrellas. Pero, Yo quiero a Lucy tuvo un impacto incomparable durante seis temporadas en las que se ofrecieron 179 capítulos. Después del final de la serie, en 1957, la pareja volvió en varios especiales de televisión (The Lucy-Desi Comedy Hour), pero sin lograr el éxito de la versión original.
En 1960, la pareja se divorció y luego ella, destacada mujer de negocios, le compró a él su parte. Contrajo matrimonio en 1961 con el cómico Gary Morton, quien se encargaría de producir sus últimas series televisivas de menor repercusión.

«Los tuyos, los míos y los nuestros» fue el último éxito de Lucille Ball, la acompañó Henry Fonda y el tema seguía siendo la vida cotidiana, la locura familiar en clave de comedia.

afiche

El 26 de abril de 1989, después de una operación cardíaca con complicaciones, Lucille Ball fallece a los 77 años, en un hospital de Los Ángeles.

Nos dejó la risa para siempre.

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