YA NO ESTÁN

diciembre 11th, 2005

Plátano en Olot

En Argentina los llamamos «plátanos» pero aquí los llaman «plataneros». Son esos árboles bellísimos que están por todo Buenos Aires y que en Barcelona le dan ese marco tan particular a las Ramblas. En Buenos Aires los podan seguido y se hacen anchos; en Barcelona, los dejan a su aire y se hacen altos y delgados.

Las fotos que ilustran este post son de los plátanos o plataneros de un parque de Olot, Girona. Y el texto que les pongo más abajo es de una amiga de Madrid que tiene algo que decir…

Plátanos en Olot

«Ya no están los seres que acompañaban con su presencia el paseo del puente que va del camino del Alto Extremadura a la Casa de Campo (es un parque grande de Madrid). Por debajo de éste puente pasa la carretera Avenida Portugal; y en cada lado había una hilera de hermosos árboles que desde lo alto se contemplaban. Eran tan grandes y altos que las ramas, de algunos de ellos, sobrepasaban el inicio y final del pasadero, dando la posibilidad de que quién pasara los tocara, si así lo deseaba.

Hacía unos meses que yo no iba por allí. Por la televisión sabía de la obra faraónica que habían hecho en la Casa de Campo: un estadio para el tenis que da cabida a diez mil personas; al escucharlo pensé: “Diez mil personas ¡Dios mío, serán también miles de coches que en cada torneo o partido entrarán al parque! Destrozando la naturaleza de la villa de Madrid”. En la actualidad al pasar por allí, he comprendido por qué mis amigos, los centenarios Plataneros, no están; han tenido que ensanchar la carretera para que entren los millares de coches, holgadamente.

Los que acompañaron el camino del puente, en cada primavera con sus brotes abriéndose en hojas verdes no se verán, ni en otoño sus ramas extendidas y sus colores cambiantes de las hojas, ni su piel que tanto se transforma, tocaremos. ¿A dónde habrán ido los seres vivos que en cada estación transformaban su forma? ¿A dónde habrán ido los pájaros que en ellos se posaban y se alimentaban? ¿A qué político o gestión política le importa el ciclo de la naturaleza?

La vida y contemplación de su ritmo se acabó en ese lugar, desde que mis amigos ya no están.» Rosa Gómez M.

Plátanos en Olot

HACE 25 AÑOS…

diciembre 8th, 2005

El día que mataron a John Lennon es uno de esos días que se recuerdan para siempre. Recordamos qué estábamos haciendo, cómo estábamos vestidas, si hacía frío o calor…
Fue un día triste.
Me recuerdo a mí misma, sentada en la cocina, escuchando la radio y llorando.

Y hoy hace 25 años…

«You may say I’m a dreamer, but I’m not the only one»
(«Podrán decir que soy un soñador, pero no soy el único»)

Portada de Imagine

Across the universe, John… para siempre

Memorial en el Central Park

HAYA

diciembre 6th, 2005

Estreno mi cámara de fotos.
Es otoño y este árbol, la haya, estaba ahí, bello, ocre y maravilloso.
Es el Parc Nou de Olot, en Girona, Catalunya.

Parc Nou - Olot -

Parc Nou - Olot -

JULIA MARGARET CAMERON

diciembre 3rd, 2005

Julia Cameron

Julia Margaret Cameron nació en Calcuta en 1815, y fue una entre nueve hermanas.
Su familia se muda a Europa para atender la educación de las niñas y cuando Julia cumple los 20 años se mudan a Cabo de Buena Esperanza.

Es allí donde conoce a Charles Hay Cameron con quien se casa en 1838 y se dedica a cumplir el rol de esposa y madre. Cuando Charles se retira de sus actividades en 1848, se van a vivir a Londres donde Julia se relaciona con la comunidad de artistas conocida como la comunidad de Kensington (el poeta Henry Taylor, el pintor Watts, el poeta Tennyson).
Hasta aquí todo normal y tranquilo en la previsible vida de Julia: recetas de cocina y jardinería, reuniones sociales con temáticas culturales. Pero el día que cumple los 48 años recibe el regalo que cambiará su cabeza y su vida y que encauzará su pasión artística: una cámara fotográfica, obsequiada por una de sus hijas.
Si bien a Julia Margaret le gustaban las artes y se relacionaba con pintores y escritores apenas si se había permitido escribir unos poemas y algunas páginas de un diario íntimo. Pero ese cajón entre sus manos, ese artefacto pesado y misterioso cuyo manejo desconocía por completo, despertó en ella una fascinación nueva. Convirtió una carbonera de la casa en un improvisado laboratorio y un cuarto de niños en su estudio.

Fue así, que por casualidad la madura señora victoriana se descubrió a sí misma como artista creadora y se convirtió rápidamente en una “maestra temprana de la fotografía” como la reconoce Susan Sontag. En menos de un año está presentando algunos trabajos a sus amigos y es nombrada miembro de la Sociedad Fotográfica de Londres.

Sin moverse de su hogar, ella realizó los que hoy son considerados por exigentes críticos como los retratos de mayor relieve y originalidad de las historia de las artes plásticas en general.
Lo soprendente es que Julia casi desde el principio se dio cuenta de que se iba a convertir en una artista. Y siempre le interesó más experimentar y capturar la esencia de los temas que elegía antes que dominar la técnica a la perfección.
Se atrevió a jugar con luces y sombras, a exigir a sus modelos femeninos una expresión aparentemente de estatuas pero que sin embargo se muestran cargadas de enigmas.
Trabajó con el foco de manera flexible, desoyendo los dictados de la moda y saliéndose de una definición nítida.

Mountain Nymph

Las fotografías de Julia muestran el arte de una mujer inmersa en el universo victoriano misógino y represivo, educada en forma convencional, pero que el encontrar su camino artísitico en la madurez, intuitivamente se va alejando de los modelos en vigencia y revela otra cara: introspectiva, contemplativa, secreta de lo femenino. Sin duda es en los retratos despojados donde mejor se evidencia la originalidad de Julia, pero aun en sus puestas en escena mitológicas o literarias, muy posadas y con algún elemento de decorado, jamás cae en el barroco kitsch de algunos pintores de la época.

Kiss of peace

Sus modelos fueron casi todas mujeres de su conocimiento, amigas, criadas, familiares a las que utilizó casi siempre para representar personajes, obligándoles en muchos casos a posar largos períodos de tiempo debido a sus investigaciones con la luz y las placas. En cambio cuando fotografió a algunos varones ilustres (Darwin, Tennyson o Watts por ejemplo) los dejó posar con el personaje propio de la vida real.

Darwin
George Watts

Entre sus modelos femeninas figuró la ya crecida Alice Lindell, la inspiradora de Alicia en el País de las Maravillas (que había sido fotografiada de niña por el propio Carroll). Pero la más famosa de sus modelos a través de los años fue Julia Jackson, una mujer famosa por su belleza y muy talentosa que se casó por segunda vez con Sir Leslie Stephen con quien tuvo cuatro hijos, entre ellos una niña que años más tarde sería conocida como Virginia Woolf.

Julia Jackson, madre de Virginia Woolf

Julia Jackson, madre de Virginia Woolf

Julia Jackson, madre de Virginia Woolf

Trabajó con su arte durante doce años, hasta su muerte a los 60. Siempre fue consciente de su valor como artista y en cartas escritas por ella misma se puede leer: “aspiro a ennoblecer la fotografía y garantizarle el carácter y los logros de las artes mayores”.

Falleció en Ceylán, en 1879.

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