INSTRUCCIONES PARA OLVIDAR Y RECORDAR
agosto 21st, 2005Sáquese despacio ese amor que le duele al respirar. Sacúdalo un poco para que despierte. Lávelo con cuidado, que no quede ni una sola impureza. Limpio y oloroso proceda a doblarlo tantas veces como sea necesario para tener el tamaño de la uña del dedo gordo del pie derecho. Espere el paso de una hormiga, ser noble y generoso, y pásele la pesada carga. Ella lo llevara a guardar en alguna profunda caverna. Hecho esto, vaya y rellene, por enésima vez, la pipa de tabaco frente al mar de oriente. El olvido llegará conforme se termine el tabaco y el mar se acerque a usted.
Si quiere recuperar ese amor que ahora olvida, basta escribir una larga carta hablando de viajes desconocidos, hidras, molinos de viento, oficinas y otros monstruos igualmente terribles. A vuelta de correo tendra su amor tal y como lo envió, acaso con un poco de polvo y sueño en la cubierta…
Subcomandante Marcos
agosto 21st, 2005 at 11:19 pm
bueno… será?
agosto 22nd, 2005 at 3:19 am
fantastico!!!!!!!!!!!!!m y muy hermoso. un abrazo desde el aura!!
agosto 22nd, 2005 at 1:36 pm
confiemos que así sea, Al.
Gracias Ludovico!!!!
agosto 26th, 2005 at 6:54 pm
tre acordas glo? era el añ 1995, primera conexion a internet desde la universidad, me llego edste textito, te lo pase, creo que por fax… y es asi nomas, el amor, la hormiguita, la pipa, el mar, y se va. y vuelve…
por eso te lo saco de la cajoera y lo pongo tambien en el blog de amor 🙂
que siga la hormiguita su camino…
mas aun, recuerdo que era diciembre, hasta recuerdo que tenia en la mesa aquel elefante enorme de peluche, y mis libros todos desparamods por el suelo en el departamento de acoyte… vos estabas preparando tus celebres canelones…
:_)
agosto 26th, 2005 at 7:29 pm
stel, gracias por el recuerdo 🙂
noviembre 11th, 2007 at 2:58 am
Hemos investigado el origen de esa manera insurgente de instruir y nos hemos dado cuenta de que el mayor sopechoso es el subcomandante Marcos, será que con la ventaja de dicha pipa, el olvido será más facil, sobre todo el de un amor que nunca muere, que se queda perenne en el eterno retorno.
noviembre 11th, 2007 at 3:04 am
Recuerdo que se fue bajo la lluvia, sus piernas pisaban médanos de lluvia recien espejeada, mostrando su hermosas pantorrillas, su delgado tobillo, pero se iba, en la chiva de las 7 a.m. y jamás volvería, quisera tener la tenacidad de una Penélope, bajo un algorrobo, en un banco verde de la estación de un trén, en la ubicación más lejana de las más enredadas dendritas de mi sufriente cerebro.
noviembre 18th, 2007 at 10:07 pm
Saludos, omar.
septiembre 30th, 2009 at 12:38 am
Es hermoso, gracias por publicarlo