MAFALDA

diciembre 26th, 2005

Mafalda

Mafalda nació en la vida real, como ella misma dice en su autobiografía, el 15 de marzo de 1962. Le pusieron ese nombre inspirados en una escena de la película Dar la cara, la versión cinematográfica del libro del escritor David Viñas. En esa película aparece una bebé dentro de un moisés que se llama así.
Es hija de un matrimonio de clase media. Viven en San Telmo, en Chile 371 (la casa donde Quino y su mujer vivieron durante un tiempo). El papá de Mafalda es un corredor de seguros que se la pasa haciendo cuentas para llegar a fin de mes y ama a las plantas, por lo que, las hormigas son sus peores enemigas. La mamá es ama de casa. Se conocieron cuando estudiaban juntos en la Facultad, pero después ella abandonó para cuidar mejor a Mafalda y formar una familia, cosa que la nena le reprocha cada vez que puede. De figura menuda, con lentes y el pelo rizado, Raquel es una mamá preocupada de los quehaceres del hogar y de criar a la nena, siempre dispuesta a conversar, aunque tenga que enfrentar las lapidarias e inocentes conclusiones de su hija, quien le dice todo lo que piensa, a veces con mucha crueldad.

Los padres de Mafalda

Por 1967 el papá tenía 35 años y en su última aparición ya contaba con 39. La mamá debía andar por entonces cerca de los 36 o 37 porque Mafalda un día la descubre arrancándose una cana. No sabemos cómo se llama el papá, pero la madre se llama Raquel (que es el nombre de la panadera del barrio de Quino).
Ambos son pasivos y se ven constantemente acosados por las preguntas de su hija. Y tienen un par de debilidades en común: sus hijos y el Nervocalm.
Mafalda debe tener al menos una abuela, porque después de unas vacaciones le envió una postal. Algunas veces aparece una tía.

En realidad Mafalda iba a “trabajar” en una tira de publicidad subliminal para que la Siam Di Tella vendiera mejor su nueva línea de electrodomésticos Mansfield. La agencia Agnes Publicidad le encargó el trabajo a Miguel Brascó, pero como él tenía otros compromisos, se lo pasó a Quino. Pero la campaña nunca se hizo y las ocho tiras que había dibujado quedaron guardadas en un cajón. Hasta que al año siguiente Julián Delgado, secretario de redacción de «Primera Plana», le pidió una historieta. Entonces rescató esas tiras y bueno, ahí empezó todo.
Esta anécdota, que Quino contó muchas veces, tiene algunos detalles poco conocidos. Por ejemplo, el empleado de la agencia Agnes que le encargó la tira era Norman Briski.
Así, Quino le consiguió a Mafalda una recomendación para trabajar en la revista Primera Plana, donde hizo su primera aparición pública el 29 de setiembre de 1964, poco antes del golpe de Estado que derrocó al presidente Arturo Illia y un año después de que Los Beatles dieran su primer recital en Hamburgo. En su caso, la partera no dijo macho: el flamante personaje llevaba sus polleras bien puestas. ¿Por qué mujer?, le preguntaron a su creador: “No lo sé. Al principio uno no se detiene a pensar en esas cosas», dice hoy Joaquín Lavado, Quino.
El dibujante tampoco se había puesto a pensar, tres décadas atrás, que las ideas de esta niña tan ingeniosa como irreverente iban a recorrer el mundo traducidas a 26 idiomas, desde el japonés, italiano y portugués, hasta el griego, francés y holandés.
Mafalda es fanática de Los Beatles porque, según ella misma dice “son muy alegres, están de acuerdo conmigo en muchas cosas, y tocan la música que nos gusta a los jóvenes.”

A Mafalda le gusta leer, escuchar los noticiosos por radio, mirar la tele (menos las series), jugar al ajedrez, y a las hamacas. También le gusta mucho jugar a los cowboys y correr al aire libre, donde haya árboles y pajaritos como en Bariloche, adonde se fueron una vez de vacaciones.
Entre las cosas que no le gustan están: primero que nada, la sopa, después la injusticia, la guerra, las armas nucleares, el racismo, que le pregunten si quiere más a su papá o a su mamá, el calor y la violencia. Por eso, cuando sea grande, quiere ser traductora de la ONU. Así, cuando los embajadores se peleen ella va a traducir todo lo contrario, para que se entiendan mejor y haya paz de una buena vez. Es sensible, le preocupa la humanidad, la paz y los derechos humanos. Y está obsesionada con los chinos y los viajes espaciales.
Es una nena excepcional; curiosa y con una profunda consciencia existencial. Además es sumamente generosa
Mientras estuvo en Primera Plana, sólo aparecían ella y sus padres hasta que en enero de 1965 hace su primera aparición Felipe.
En marzo de 1965 la tira dejó de publicarse en Primera Plana y reapareció una semana después en el diario El Mundo, donde salió hasta el cierre del periódico, el 22 de diciembre de 1967. En ese momento Raquel, la mamá de Mafalda, estaba embarazada de Guille.

Guille

El 2 de junio de 1968, cuando la tira comenzó a publicarse en Siete Días, el Guille ya había nacido (el 21 de marzo de 1968). Ya entonces Mafalda era recopilada en libros que editaba Jorge Alvarez, y que llevaban vendidos 130.000 ejemplares. La primera edición, de 1966, había agotado 5000 ejemplares en dos días y comenzaba a ser conocida en todo el mundo. En 1969, se publica en Italia “Mafalda la contestataria”, con prólogo de Umberto Eco, director de la colección.
Sin ninguna duda, Mafalda es genial, pero ella no sería quien es si no fuera por sus amigos…

Felipe
Felipe
Susanita Chirusi:

Susana
Manolito Goreiro:

Manolito

Miguelito Piti:
Miguelito

Libertad
Libertad

ELOÍSA Y ABELARDO

diciembre 12th, 2005

Estampa de Abelardo y Eloísa

Eloísa y Abelardo son, tal vez lo más célebres amantes de la Edad Media. Su historia se conoce por la correspondencia y el relato de sus infortunios divulgados durante siglos hasta la actualidad.

Es una historia de luchas entre el cuerpo y el alma, entre las pasiones terrenales y las espirituales. Carne y espíritu en combate.

Abelardo, un joven apuesto e inteligente, dedicado a la filosofía llega a París y conquista rápidamente una brillante reputación. Un éxito que generó dos sentimientos: envidia de los demás y su propio orgullo.
La lujuria será, además, lo que precipitará su caída.
Eloísa, una joven famosa por su belleza y su refinada cultura fue un imán para Abelardo, quien no quería cualquier mujer para saciar sus apetitos y Eloísa era perfecta y superaba a todas la demás.
Se hizo presentar a la joven de 17 años a través del tío de ella, Fulberto, quien era además su tutor. Logró canjear alquiler de una habitación por clases a su sobrina.
Y allí viviendo bajo el mismo techo y pasando largas horas juntos, comienza la pasión y la tragedia.
Fulberto le había pedido que sea estricto con ella y que si era necesario le pegara… así que para completar el engaño, ella cada tanto gritaba para contento de su tío que creía que la estaba castigando…

El acercamiento al amor, provocó, según cuenta el mismo Abelardo, el alejamiento de la filosofía. Comienzan a correr los rumores y Fulberto no puede dar crédito a lo que se comenta y a haber sido engañando bajo su propio techo…. hasta que finalmente los sorprende y los obliga a separarse.
Al poco tiempo, Eloísa le escribe a Abelardo con la noticia de que estaba embarazada, Abelardo decide raptarla y huyen a París donde nacerá Astrolabio.
Para compensar la vergüenza de Fulberto, Abelardo decide casarse con Eloísa sin consultarle. Ella solo aceptará por amor, no por convicción. Ella estaba abiertamente en contra del matrimonio, porque lo consideraba signo de posesión y no de amor, de interés y no de entrega. Pero acepta, por amor a Abelardo. Se casan secretamente en París, y en seguida vuelven a separarse para ya no volverse a ver.
Eloísa es enviada y recluída en la abadía de Argentuil, donde poco después tomará los hábitos. Fulberto pensaba que todo esto era una trampa de Abelardo para sacarse de encima a Eloísa y compra los servicios de un sujeto y manda a castrar a Abelardo mientras éste duerme.

De ahí en más se suceden miles de cartas. Toman los hábitos en el mismo momento, Eloísa otra vez contra sus propias convicciones y sólo por amor. Abelardo se convierte en el filósofo de Dios.

A esto se suceden cartas en las que Abelardo sólo habla del amor a Dios y ella le pide palabras de amor y consuelo, temiendo ser olvidada por el amor de su vida. Ella no logra olvidarlo, y como una enamorada de cualquier tiempo, rememora las escenas compartidas. Pero no consigue que Abelardo le hable como un amante sino sólo como un maestro que quiere consolarla.
Afortunadamente, la última carta conocida de Abelardo a Eloísa, termina con una oración compuesta para ella, su lenguaje abandona la abstracción y, por primera vez después de muchos años, se vuelve íntimo y cálido. Seguramente ella se debe haber sentido regocijada ante cada uno de esos recuerdos que los ligaban nuevamente y que sólo ellos dos conocían. Evidentemente, el recuerdo de la pasión había conseguido romper la solidez doctrinal de su amado Abelardo.

Finalmente, descansan juntos en un cementerio de París…

Sepulcro de Abelardo y Eloísa en París

YA NO ESTÁN

diciembre 11th, 2005

Plátano en Olot

En Argentina los llamamos «plátanos» pero aquí los llaman «plataneros». Son esos árboles bellísimos que están por todo Buenos Aires y que en Barcelona le dan ese marco tan particular a las Ramblas. En Buenos Aires los podan seguido y se hacen anchos; en Barcelona, los dejan a su aire y se hacen altos y delgados.

Las fotos que ilustran este post son de los plátanos o plataneros de un parque de Olot, Girona. Y el texto que les pongo más abajo es de una amiga de Madrid que tiene algo que decir…

Plátanos en Olot

«Ya no están los seres que acompañaban con su presencia el paseo del puente que va del camino del Alto Extremadura a la Casa de Campo (es un parque grande de Madrid). Por debajo de éste puente pasa la carretera Avenida Portugal; y en cada lado había una hilera de hermosos árboles que desde lo alto se contemplaban. Eran tan grandes y altos que las ramas, de algunos de ellos, sobrepasaban el inicio y final del pasadero, dando la posibilidad de que quién pasara los tocara, si así lo deseaba.

Hacía unos meses que yo no iba por allí. Por la televisión sabía de la obra faraónica que habían hecho en la Casa de Campo: un estadio para el tenis que da cabida a diez mil personas; al escucharlo pensé: “Diez mil personas ¡Dios mío, serán también miles de coches que en cada torneo o partido entrarán al parque! Destrozando la naturaleza de la villa de Madrid”. En la actualidad al pasar por allí, he comprendido por qué mis amigos, los centenarios Plataneros, no están; han tenido que ensanchar la carretera para que entren los millares de coches, holgadamente.

Los que acompañaron el camino del puente, en cada primavera con sus brotes abriéndose en hojas verdes no se verán, ni en otoño sus ramas extendidas y sus colores cambiantes de las hojas, ni su piel que tanto se transforma, tocaremos. ¿A dónde habrán ido los seres vivos que en cada estación transformaban su forma? ¿A dónde habrán ido los pájaros que en ellos se posaban y se alimentaban? ¿A qué político o gestión política le importa el ciclo de la naturaleza?

La vida y contemplación de su ritmo se acabó en ese lugar, desde que mis amigos ya no están.» Rosa Gómez M.

Plátanos en Olot

HACE 25 AÑOS…

diciembre 8th, 2005

El día que mataron a John Lennon es uno de esos días que se recuerdan para siempre. Recordamos qué estábamos haciendo, cómo estábamos vestidas, si hacía frío o calor…
Fue un día triste.
Me recuerdo a mí misma, sentada en la cocina, escuchando la radio y llorando.

Y hoy hace 25 años…

«You may say I’m a dreamer, but I’m not the only one»
(«Podrán decir que soy un soñador, pero no soy el único»)

Portada de Imagine

Across the universe, John… para siempre

Memorial en el Central Park

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