IGUALES Y DIFERENTES

junio 28th, 2008

Hace tiempo escribí un post que generó varios comentarios y cierta polémica en relación al uso del lenguaje no sexista.

Hace unos días se habló mucho sobre el tema, a raíz de que Bibiana Aído, ministra de igualdad del Gobierno de España, utilizó la palabra “miembra”. Más allá de si este término es aceptable o no, lo que me interesa destacar aquí es lo  que esto generó en la opinión pública. (Aquí pueden leer un artículo interesante que reúne miradas diferentes)

¿Qué molesta tanto en la sociedad cuando alguien dice las cosas por su nombre? Y en la misma línea… ¿por qué la mayoría de la gente no ve nada extraño cuando se utiliza la palabra “hombres” para referirse a las mujeres?

Nombrar la diferencia sexual molesta, molesta mucho, molesta tanto que es sospechoso.

Hay quienes en estos días bromearon con la idea de que todas las palabras de género gramatical masculino a partir de ahora deberíamos pasarlas al género gramatical femenino (haciendo incluso, el chiste tonto con el apellido de la ministra, que según ellos debería pasar a llamarse “Aída”…). Sabemos que hay bromas que no son sólo bromas…

El problema de hacer este “chiste” es que se está cayendo en una falacia de razonamiento grande como una casa (para más datos la falacia de composición: afirmar que las propiedades de los elementos individuales de una colección de objetos son aplicables a la totalidad de los elementos de dicha colección). Quiero decir, no se trata en absoluto de la tontería de que, por querer que seamos nombradas, todas las palabras que terminan en o, deban pasar a terminar en a. Se trata de que las personas seamos nombradas en masculino o en femenino, según proceda.

Por ejemplo, los vasos son vasos porque el género gramatical de esa palabra que nombra a ese objeto es masculino. Pero yo, que soy una mujer, es decir, de sexo femenino, no soy profesor (¡aunque mi título diga que soy Profesor en Filosofía!), soy profesora; y no soy ciudadano, soy ciudadana. Las palabras “profesor” y “ciudadano” simplemente no me nombran.

Nombrar la diferencia nos hace más iguales.

Les dejo dos enlaces útiles para quienes quieran (y no sepan cómo) usar lenguaje no sexista:

Guía rápida para un lenguaje no sexista (también en catalán y en gallego)

NOMBRA EN RED (un programita muy sencillo y útil), para bajarlo, aquí

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