(Con el permiso de Luisa, la actual “dueña” de este cajón…)

Si se juntan unas amigas la tarde de la víspera de Sant Joan en una casa en Els Ports (Tarragona, Catalunya) y baten una taza y media de aceite de oliva con dos tazas de azúcar y van agregando cuatro huevos, y baten después de cada uno para que la mezcla vaya quedando parejita. Si después de eso le agregan la ralladura de una naranja robada de una huerta esa misma tarde, y poco a poco van tamizando dos o tres tazas de harina (esto es un poco a ojo, que vaya absorbiendo y quedando bien cremosa) con un sobrecito de polvo Royal (o harina leudante directamente, claro), alternando con una taza de leche.
Si le agregan a la preparación chocolate rallado (pero sin revolver demasiado para que no se tiña la mezcla) y si vuelcan todo eso en una asadera, previamente forrada con papel manteca (o en su defecto enmantecada y enharinada) y antes de ponerla en el horno, le espolvorean azúcar en toooda la superficie junto con unas nueces picadas… Si además, le ponen risas, bromas y cariño, les va a salir la mejor “coca de Sant Joan” de todos los tiempos…

(Para Irene, Manuela y Anna)

“Nadie puede llegar a la cima armado sólo de talento. Dios da el talento; el trabajo transforma el talento en genio.” 

Esta afirmación de Anna Pavlova nos dice mucho de ella. Se reconocía talentosa, pero su genialidad fue producto del trabajo intenso y permanente durante toda su vida.

Ya conocimos el postre que se hizo en su honor, ahora vamos a conocer un poco más de su vida. Read the rest of this entry »

Única superviviente del campo de concentración de Ravensbrück.

Hace pocos días tuve la suerte de toparme por casualidad con una entrevista a Neus Català en el programa (S) avis de la televisión de Catalunya. No conocía a esta mujer. Me impactó su historia, pero más me impactó escucharla de su boca. Aquí les acerco un poco de esta enorme mujer.

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Es un postre típico de Australia y Nueva Zelanda. De hecho, ambos países se pelean por el origen.
Lo que sí está claro es que el nombre se debe a Anna Pavlova, la famosa bailarina rusa, quien en 1926 visitó Australia y en 1929,Nueva Zelanda.
La leyenda cuenta que un cocinero del Hotel Esplanade de Perth, Australia, quiso homenajear a la bailarina y creó un postre ligero, blanco y aireado, tal y como era, para él, Anna Pavlova.

Que ellos se sigan peleando, nosotras vamos a lo nuestro.
Hoy Luisa nos trae este postre delicioso y muy fácil (para las que decían que no saben cocinar…).

Ah, en los próximos días, les cuento cosas sobre Anna Pavlova…

Empecemos…

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