Hace días que no revolvemos el cajón de la cocina de Luisa…

Hoy nos trae una receta fácil, no se pueden quejar de nada, es muy fácil!!!

Unas manzanas rellenas, seguramente más apropiadas para el frío que está haciendo ahora en Argentina y Chile que para el calor de por aquí… Pero parecen tan tentadoras… y total, son sólo 20 minutitos de horno.. tampoco es tanto… no?? Acá va:

Qué necesitamos:
– 7 Manzanas verdes
– 200 grs pasas de uva
– 100 grs ciruelas disecadas
– 100 grs damascos/albaricoques disecados
– 150 grs nueces
– 150 grs almendras
– 100 grs de manies/cacahuetes (opcional)
– 4 cucharadas  de Oporto (pueden utilizar también Ron o vino dulce)
– 2 cucharadas colmadas de azúcar negra (morena)
– 3 cucharadas de miel
– 150 grs de manteca o mantequilla
– 20 grs de semillas de sésamo

Manos a la obra:

1. Lavar la manzanas.
2. Cortar al medio y retirar las semillas y el centro.
3. Con una cuchara  con filo,  retirar parte de la pulpa de la manzana.
4. Rociar las manzanas con limón.
5. En un bols colocar las nueces, almendras, pasas de uva, ciruelas,  semillas de sésamo y los damascos, picados en trozos pequeños.
6. A esta preparación agregar 4 cucharadas de oporto , 2 cucharadas de azúcar morena o
negra, y 2 cucharadas de manteca, revolver y dejar macerar unas horas.
7. Colocar las manzanas en una fuente para horno con un cm. de agua en la base.
8. Rellenar  las manzanas  con abundante relleno y rociar por arriba con miel.
9. Arriba de cada manzana, colocar un trocito  de manteca.
10. Llevar a horno fuerte durante 15 – 20  minutos

Servir tibias con crema/nata batida/montada o con helado de vainilla.

Buen provecho!!!

En 1940, en España por lo menos (y seguramente en casi todo el mundo) nadie había visto a una mujer hacer magia. Hasta que apareció Manuela, la Maga Violeta, con 16 años, a romper los esquemas.

«Nació Manuela “en el lugar del hijo” que su familia esperaba y sufrió desde entonces el rechazo y el maltrato de unos padres que nunca llegaron a creer en ella ni a quererla. Pero, a pesar de esa soledad que marcó su infancia, Manuela nunca se rindió. A los 11 años decidió, ante la burla y la falta de fe de los que la rodeaban, que quería ser ilusionista para repartir magia y esperanza entre sus semejantes. Y así lo hizo. Con esperanza y espíritu de lucha, Manuela alcanzó su sueño de ser ilusionista, de hacerse a sí misma hasta convertirse en una persona que va repartiendo ilusión allí donde aparece. Una ilusión que recogió de la maleta de un mago ajusticiado por los fascistas y del baúl americano de Iris -su eterna amiga y mentora, la que la ayudó a convertirse en Violeta, la maga Violeta.»

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«En Princesas aparecen Cenicienta y algunas otras celebridades, pero, sobre todo, hay princesas desconocidas, princesas injustamente olvidadas.

Esto no es todo.

En Princesas hay historias, anécdotas, secretos y retratos. Hay cosas que hacen reír, otras
que dan miedo y algunas que hacen soñar.

Y esto no es todo.

En Princesas no sólo hay princesas. Hay también cofres, sombrillas y besos. Hay jardines,
un príncipe y mariposas negras. Un planisferio y misterios. Hay amor. Como siempre. Pero no sólo hay eso.

Princesas habla de las princesas como no lo había hecho nadie jamás, las muestra como nadie las había visto antes.

Pero esto no es todo…»
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Hace tiempo escribí un post que generó varios comentarios y cierta polémica en relación al uso del lenguaje no sexista.

Hace unos días se habló mucho sobre el tema, a raíz de que Bibiana Aído, ministra de igualdad del Gobierno de España, utilizó la palabra “miembra”. Más allá de si este término es aceptable o no, lo que me interesa destacar aquí es lo  que esto generó en la opinión pública. (Aquí pueden leer un artículo interesante que reúne miradas diferentes)

¿Qué molesta tanto en la sociedad cuando alguien dice las cosas por su nombre? Y en la misma línea… ¿por qué la mayoría de la gente no ve nada extraño cuando se utiliza la palabra “hombres” para referirse a las mujeres?

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